martes, 16 de junio de 2015

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martes, 9 de junio de 2015

¿Porqué están en paro los profesores de Chile?

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Published: 05 Junio 2015
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¿Porqué están en paro los profesores de Chile?

El gremio discrepa con la metodología de evaluación propuesta en el proyecto del Gobierno. Junto a eso, piden aumentar el salario y fijar criterios comunes para la enseñanza de pedagogía en universidades. Los miembros del magisterio paralizarán sus actividades de manera indefinida y participarán en dos marchas con el apoyo de la Confech y de estudiantes secundarios.
Cuando la Presidenta de Bachelet firmó este 20 de abril el proyecto de Nueva Política Nacional Docente en una ceremonia con el ministro Eyzaguirre y el ex ministro Alberto Arenas, uno de los protagonistas de la reforma no quiso estar presente: el Colegio de Profesores. Y es que desde que el proyecto fue ingresado al Congreso que el magisterio se ha mostrado en contra de varios de sus puntos.
Por eso, el gremio paralizará sus actividades durante toda esta semana y llamaron a una marcha para este lunes y para este miércoles, la última con el apoyo de estudiantes secundarios y universitarios. Su objetivo es que el Ejecutivo retire el proyecto del Congreso y que luego convoque al gremio a elaborar uno nuevo que sea trabajado en conjunto con los docentes. Desde el MINEDUC criticaron la movilización ya que según ellos, “no se justifica, dentro del marco de conversaciones que hemos tenido (con el Colegio de Profesores)”. El proyecto está recién en su primer trámite en la Cámara de Diputados y aún no se le hacen modificaciones, por lo que algunos han criticado que la acción del magisterio es prematura.
Aquí las principales diferencias entre el Mineduc y el Colegio de Profesores que motivaron este paro indefinido:

Mayor aumento de sueldo
El Gobierno plantea subir un 28% el sueldo a profesores. Los docentes que hacen 37 horas semanales pasarán de ganar 590 mil pesos a recibir 800 mil. Y los que hacen 44 horas de clases subirán su sueldo de 637 mil a 950 mil. Esto implicaría una inversión de 2300 millones de dólares, el doble de la reforma de inclusión y casi la mitad de lo que destinará la reforma tributaria a la educación.
Pero para los docentes no es suficiente. Los miembros del Colegio de Profesores piden un sueldo base de un millón de pesos y que progresivamente este aumente hasta los 3 millones. “Son muy pocos los que cumplen 44 horas de clases y que van a poder llegar a esos niveles. Es engañoso lo que se habla”, dice Mario Aguilar, prosecretario del magisterio. Con esto el gremio pasaría automáticamente a tener los ingresos del 10% más rico de la población.
Una posición distinta tienen los expertos de la fundación Elige Educar, que consideran que en vez de fijarse un sueldo base de un millón de peso, debiese lucharse porque “la trayectoria de un profesor promedio tenga el sueldo equivalente al promedio de los profesionales de  cinco años de estudio de la educación superior. Y en ese sentido uno debe partir en los 850, 900 mil pesos. Lo importante es que haya un aumento de sueldo en los primeros 5 a 10 años”, dice el director ejecutivo de Elige Educar, Hernán Hochschild.

Los profesores no quieren ir al pizarrón
El Gobierno plantea la existencia de una Carrera Docente con distintos niveles: uno Inicial, uno Temprano y después uno Avanzado. Todos los docentes del sistema público están obligados a entrar a esta carrera, excepto aquellos que están a cinco años de jubilar. El Colegio plantea que se amplíe el espectro de voluntariedad. Cada uno de estos tres niveles dura cuatro años. Para entrar a esta carrera, el egresado debe rendir una prueba de certificación.  Luego, el profesor puede optar a los últimos dos niveles: el grado superior y grado experto. La idea del Ejecutivo es que el avance por cada uno de estos tramos implique un reajuste de sueldo, y que para poder pasar de uno a otro, los docentes acrediten su buen desempeño en el aula y rindan por cada uno de ellos una prueba escrita estandarizada.
En el Colegio de Profesores esta medida sacó ronchas y se oponen furibundamente a este sistema de evaluación. “La certificación no va a evaluar el desempeño del docente en el aula. No va a evaluar si el docente tiene formación valórica, si se preocupa de una educación integral. Lo enriela y lo orienta únicamente a rendir en pruebas estandarizadas y eso encontramos que es una distorsión de lo que es la función docente”, explica Aguilar.
El Colegio de Profesores argumenta que no se oponen a ser evaluados y que en toda carrera docente es necesaria algún tipo de prueba, pero exigen que estas evaluaciones sean “comprensivas del quehacer docente, que se hagan parte de lo que los profesores hacen día a día, y que sean capaces de retroalimentar la carrera educativa y no ser un instrumento solo para separar a profesores que cumplen con los estándares de quienes no lo cumplen”.
En un documento oficial del magisterio, se acusa al MINEDUC de tener desconfianza en los profesores por fijar un sistema con múltiples evaluaciones: “El exceso de rendición de cuentas sobre el profesor, por sobre instancias reales de perfeccionamiento, revelan que el interés no está en la mejora continua de los profesores, sino en el control y en la desconfianza. El MINEDUC desconfía de los profesores y profesoras de Chile”. El magisterio además pide suspender la evaluación este año, hasta que el proyecto de ley esté listo.
En la fundación Elige Educar, aunque no están de acuerdo con la medida de realizar un paro indefinido porque creen que aún se puede hacer muchas mejora a la ley en el Congreso, comparten en ciertos puntos la crítica del magisterio. “Llenar de evaluaciones es algo que complejiza el proceso de Carrera Docente y uno requiere una Carrera Docente simple y sencilla, que sea capaz de entregar un camino de desarrollo, y que sea sencillo dar a entender cómo se accede a él”, explica el director ejecutivo Hernán Hochschild. “Hay que reducir el número de etapas. Hacer las evaluaciones en un comienzo más exigentes, pero después hacerlo quizás de manera voluntaria”, agrega.

Más tiempo para preparar las clases
Desde el MINEDUC propusieron aumentar las horas no lectivas. Esto quiere decir las horas en las que los profesores no están en el aula enseñando, pero que deben dedicar a preparar sus clases o a corregir pruebas. El Gobierno propuso aumentar estas horas de 25 a 35. Sin embargo, para el Colegio de Profesores, “el aumento de horas es totalmente insuficiente”.
El magisterio propone un aumento de 25 a 40 horas no lectivas a 2018, para llegar como objetivo al 50%. En la OECD, el promedio de horas no lectivas bordea el 50%. También critican que no se especifica el uso que se les dará a estas horas no lectivas. Critican también que no se considere la disminución del número de alumnos por sala.

Profesores fuera del código laboral
El magisterio pide suspender la tramitación del proyecto y formar una mesa de diálogo para incluir otros puntos no mencionados en el proyecto del Ejecutivo. Por ejemplo, una mejora en la jubilación de los profesores o consideraciones especiales para los docentes que llevan décadas en ejercicio y que no han rendido ninguna prueba de certificación. También una ponderación especial para profesores con posgrados, que según el Colegio no son tomados en cuenta en la Carrera Docente. Otro punto es que los profesores de colegios subvencionados no se rijan por el Código Laboral para que no puedan ser despedidos cada vez que su empleador lo estime conveniente. “Esa demanda no es tan real porque ya hay hoy sistemas en los particulares subvencionados que han mejorado la estabilidad de los docentes. Pero entendida de buena manera, no como una rigidez”, explican en Elige Educar.
“Las diferencias son de fondo. Por eso para nosotros la mejor fórmula es retirar el proyecto del Congreso y trabajarlo con los docentes. En dos meses podríamos tener un mucho mejor proyecto. Pero si el MINEDUC propone mejoras sustantivas al proyecto que ya está, no nos vamos a negar”, dice Mario Aguilar.

sábado, 6 de junio de 2015

La increíble estafa de las AFP explicada paso a paso

 Filed under Nacionales 


www.elciudadano.cl
Un equipo de CENDA, liderado por el economista Manuel Riesco, acaba de publicar el estudio Resultados para sus Afiliados de las AFP y Compañías de Seguros Relacionadas con la Previsión:1982-2012, en rigor el retrato más certero que se le haya hecho al sistema de privado pensiones, como lo demuestra el espeso silencio del sistema mediático, a pesar de la enorme relevancia de sus conclusiones.
Demuestra, para empezar, que de cada tres pesos que recauda el sistema, tanto por la vía de la cotización de los afiliados como de subsidios del Estado, dos se quedan enredados entre los administradores y los grandes grupos financieros, que en la práctica son los mismos, precisamente el principal de los motivos por los cuales el sistema paga pensiones tan bajas.
Enseguida, el estudio comprueba que en 2012, las cotizaciones más que duplicaron el monto de las pensiones pagadas por las AFP y compañías de seguros, y el Estado aportó adicionalmente, subsidios equivalentes a dos tercios de éstas. A pesar de ello, o más bien por lo mismo, los montos de las pensiones son inciertos, pues dependen de las veleidades de los mercados financieros, que en los últimos seis años han generado más pérdidas que ganancias al fondo de pensiones. Además, éste se reduce en razón inversamente proporcional al aumento de la expectativa de vida de la población.
En tercer lugar, el estudio traza una síntesis magistral de la naturaleza y la lógica interna del sistema privado de pensiones: un sistema de ahorro forzoso concebido para extraer recursos del factor trabajo, y transferirlos directamente a los propietarios del capital.
Sin embargo, tal vez la conclusión más importante del estudio consiste en la demostración de que si se devuelve el sistema previsión a la administración del Estado, no sólo se podría duplicar el monto de las pensiones, hasta igualar las pensiones que actualmente paga el sistema público, sino que incluso en ese caso, habría un considerable ahorro en el gasto fiscal.
Del desarrollo de esas conclusiones del estudio versa la siguiente entrevista a su autor, el economista Manuel Riesco.
– ¿Qué metodología utilizó en el estudio?
“Lo que hace el estudio es visualizar el sistema en su conjunto, incluyendo AFP’s y compañías de seguros que lo conforman, y analizarlo como si fuera una gran alcancía, que por otra parte, es lo que el sistema dice ser, a la cual los afiliados entregan aportes todos los meses y el fisco entrega subsidios, ambos en dinero efectivo; y por otro lado, de esta alcancía se sacan todos los meses, pensiones y beneficios que el sistema paga a través de las AFP, o las compañías de seguros, en forma de rentas vitalicias. Lo que hace el estudio es analizar cuánto dinero entra, y cuánto sale, y por esa vía, llega a la asombrosa conclusión que los aportes triplican las pensiones que se pagan. En otras palabras, los aportes de los afiliados y los subsidios del fisco son tres veces mayores a las pensiones que paga el sistema”.
– ¿Determina el estudio donde se van los dos tercios restantes?
“Bueno, a alguna parte tendrá que ir, porque esta alcancía debería estar repleta de dinero, en el símil de la bóveda de Tío Rico. Sin embargo, tú abres la alcancía y encuentras que no hay un solo pesos de dinero en efectivo. Sin embargo, entran todos los meses, miles de millones de pesos, y sale una tercera parte en pensiones. Por tanto, la cantidad de dinero que debería haber adentro, es gigantesca. En consecuencia, alguien lo está sacando, porque adentro no hay plata”.
– Lo que hay son títulos de deuda, imagino…
“Lo que tu encuentras adentro, son papeles. Abres la caja que dice La Polar, y encuentras una serie de papeles firmados por los ejecutivos de La Polar, que dicen que ellos han recibido préstamos de las AFP, o sea pagarés, y que lo van a devolver con gigantescos intereses. O son acciones de La Polar, que la AFP compró a buen precio. Bueno, hoy los pagarés y las acciones de La Polar no valen nada, porque como sabemos, La Polar era un gigantesco fraude”.
– Y la pérdida la hacen los afiliados…
“Por supuesto. El dinero contante y sonante fue a La Polar, y lo que queda son estos papeles que no valen nada. Soquimich, por ejemplo, es una de las cajas más grandes que hay adentro. Ha recibido cualquier cantidad de dinero de las AFP. Con eso, Ponce Lerou tomó control de la empresa estatal. Hoy sabemos que el valor de las acciones de Soquimich ha sido inflado. Enersis era la caja más grande, porque a través de este dinero contante y sonante, Yurasczek tomó el control de Endesa, de Chilectra y formó un imperio, que después vendió a Endesa España, con un gigantesco beneficio para él. Lo que quiero decir, es que son cajas con papeles. Hay alguna caja que dice Estado de Chile, que contiene bonos de Estado, que dicen que Estado va a devolver esta plata que les prestaron las AFP, con el correspondiente interés. Esa caja es alrededor de un quinto del fondo. Hay otra caja más chiquitita, equivalente más o menos a un 2%, que son bonos hipotecarios”.
– Con la desvalorización de los títulos de deuda o las acciones, ¿podría hipotéticamente el sistema entrar en default, o crisis de pagos?
“Difícilmente va a entrar en crisis de pagos, si todos los meses está entrando el triple de lo que sale. Lo que puede suceder, y de hecho sucede, es que lo que está acumulado teóricamente ahí, no vale lo que dicen que vale. Así pasó, por ejemplo, en 2008. La suma de todos estos papeles es el fondo de pensiones, que tiene un valor. Pero ese valor es una idea abstracta, porque no es dinero. Es lo que valen hoy esas acciones y esos bonos. Pero eso depende de muchas cosas. En 2008, esos papeles perdieron un tercio de su valor…
– Quedó pendiente la respuesta acerca de dónde se quedan los dos tercios de lo que recauda el sistema, que no van a pensiones…
“Voy a eso. pero primero quiero completar las cifras gruesas de lo que entra y lo que sale, porque son muy significativas. El total de lo que entra, triplica lo que sale. Pues bien, sólo lo que ha puesto el fisco, equivale a las tres cuartas partes de las pensiones que se han pagado. Es decir, el fisco ha financiado con subsidios, y con dinero contante y sonante, tres cuartas partes de las pensiones que ha pagado el sistema AFP. Si hacemos la comparación de las cotizaciones de los afiliados con las pensiones que se pagan, veremos que las cotizaciones de los afiliados -sólo las obligatorias- duplican las pensiones que se pagan. Ese es el cuadro. Tú preguntas dónde se va el dinero. Hay un chorro grande que se va a los grupos financieros que emiten estos pagarés y estas acciones. La alcancía está llena de estos papeles que emiten los grupos financieros, que han recibido a cambio, dinero contante y sonante. Hay otra manguera que sale de este chanchito, y va a los administradores del sistema, es decir, las AFP y las compañías de seguros.
– Recuerdo que en un estudio anterior, ustedes precisaban que uno de cada tres pesos recaudados por el sistema, iban a las AFP y compañías de seguros…
“Exactamente…y ahora lo confirmamos. Incluso más de uno de cada tres pesos que ponen los afiliados se va para allá. Otra comparación interesante es que lo que han sacado en primas y comisiones las AFP y compañías de seguros, equivale, o se acerca mucho, a lo que han pagado en pensiones. En otras palabras, el chanchito tiene, por una parte, lo que le ponen los afiliados y el fisco todos los meses, y por otra, una tetita no muy grande que va a los pensionados, en pensiones muy magras y miserables, como reconoció incluso uno de los panegiristas del sistema. Resulta que las AFP y compañías de seguro, que son en el fondo cinco empresas, se llevan tanto dinero como el millón de afiliados que hoy cobran pensiones”.
– A la luz de esas cifras, el sistema es un verdadero escándalo…
“Es un sistema de ahorro forzoso, en que se saca dinero del bolsillo de los afiliados, equivalente al 13% del sueldo, y se saca, por otro lado, una parte significativa de los ingresos fiscales, es decir, del IVA y los excedentes de Codelco, y se traspasa directamente a los bolsillos de las AFP y compañías de seguros y a los grandes grupos financieros”.
– ¿Ese era el sentido último de la reforma de 1981 que privatizó el sistema de pensiones; es decir, crear un mecanismo para trasferir renta del trabajo al capital?
“Evidentemente. Ese era el sentido: echarle el guante a las cotizaciones previsionales. Eso es el sistema”.
– Después de treinta años de experiencia ¿lo calificaría como un fracaso total?
“Hay que calificarlo como lo que es: un sistema de ahorro forzoso, porque esto va a continuar así para siempre, salvo, naturalmente, que lo cambiemos. Está diseñado para esto. No es que en algún momento el chanchito empiece a desinflarse, y estos papeles se vayan a transformar en dinero en efectivo, que se pague en pensiones, que por otro lado, sería lo lógico, ¿cierto? No. El chanchito va a seguir engordando de papeles, porque siempre los aportes de los afiliados y el fisco van a ser mucho mayores que las pensiones que paga el sistema. Por tanto, siempre el dinero cotizado por los afiliados y contribuido por el fisco se va a ir a los grandes grupos financieros, y una parte equivalente a las pensiones se va a ir a los administradores del sistema, o sea, AFP y compañías de seguros”.
–Por la vía de la reforma, pero sin alterar su lógica y su esencia de acumulación individual ¿se pueden mejorar las pensiones?
“No, porque lo que está ocurriendo es que constantemente se está yendo el dinero para otro lado. El dinero de las pensiones, el dinero que se contribuye para pagar pensiones, en realidad no se usa para pagar pensiones, sino en una pequeña parte. Dos tercios de la recaudación se usan para otros fines: traspasar recursos de los trabajadores a los grupos financieros, y remunerar a los administradores, vale decir, AFP y compañías de seguros”.
– Siempre dentro del sistema, y por la vía de la regulación ¿se podrían cambiar las proporciones?
“Dentro de la lógica de ahorro forzoso del actual sistema, no. Lo que hay que hacer es taponar el sistema, de forma que el dinero que se contribuye para financiar pensiones, se ocupe para pagar pensiones. Así de simple. En otras palabras, hay que ponerle un tapón a lo que se está yendo hacia los grupos financieros, y otro tapón para lo que se están llevando los administradores, porque todo esto lo puede administrar el INP o el IPS, sin mayor costo. Y eso lo transforma en un sistema de reparto”.
– Una de las partes que me llamó la atención del estudio, remite a los cálculos acerca del cambio de sistema, a la modalidad de reparto. Según el estudio, al Estado le sale mucho más barato hacerse cargo de la administración del sistema, y de pagar las pensiones, en esencia, un sistema de reparto, lo cual permitiría, además de mejorar las pensiones, un enorme ahorro fiscal. Quisiera que desarrollara este punto…
“Es fácil. Si se termina el sistema, se ponen estos dos tapones, y se transforma en un sistema de reparto, en que el dinero que entre se use para pagar pensiones, cuál sería el balance. Anualmente están entrando 5,8 billones de pesos (millones de millones, n. de la r.), entre aportes de los afiliados y el fisco, que son como 4,4 billones, y subsidios fiscales, que suman 1,4 billones más. Total, 5,8 billones. Esos recursos ya no a irían a parar a los grupos financieros o a los administradores del sistema, sino quedarían en la alcancía, en el chanchito, y serían administrados por el fisco. El fisco recuperaría estos 5,8 billones de pesos, y por supuesto tendría que hacerse cargo de pagar las pensiones que pagan las AFP, y seguiría pagando los subsidios que reciben esas personas. Pero tendría que pagar sólo las pensiones que pagan las AFP, puesto que las rentas vitalicias que pagan las compañías de seguros, tienen que seguir pagándolas las compañías de seguros, porque se quedaron con todos los fondos de los afiliados. Si no, tendrían que devolverlos. El Estado tendría que hacerse cargo de las pensiones que pagan las AFP, y los subsidios que reciben unas y otras, o sea, los que pagan las AFP y las compañías de seguros. Eso sumó 1,1 billones de pesos, el año pasado. Por lo tanto, el balance neto sería un excedente de 4,7 billones de pesos anuales, que equivalen al 3,6% del Producto Interno Bruto de 2012. Eso permitiría duplicar todas las pensiones que paga el sistema de AFP, para igualarlas con las que paga el sistema público. El resultado es que el Estado recibiría un 3,6% del PIB, lo que equivale a aumentar en 10% los ingresos fiscales generales. Con esto, el Estado podría duplicar las pensiones, que es hoy una demanda masiva del millón de personas que hoy reciben pensiones del sistema de AFP. Tú no puedes tener un país sin pensiones. Esto es insostenible”.

El Estado tendría que hacerse cargo de las pensiones que pagan las AFP, y los subsidios que reciben unas y otras, o sea, los que pagan las AFP y las compañías de seguros.

– En 2016 jubila la primera cohorte de los trabajadores que se cambiaron al sistema de AFP, en 1981. Cuando sean no un millón, sino tres o cuatro millones de trabajadores que comprueben en carne propia lo que aquí estamos hablando ¿Cree que el peso de la crisis política que eso implica obligará a cambiar el sistema?
“Sin la menor duda. Hay que arreglar esto, y no se puede arreglar sin terminar con este escándalo. El sistema ya tiene un millón de jubilados, es decir, empezó a jubilar gente desde los años ochenta, con gravísimo perjuicio para todos ellos. Lo que sucederá a partir de algunos años más es que se sumarán a ellos los que no tienen bono de reconocimiento, porque sólo han cotizado en este sistema. Pero la crisis ya existe y desde hace tiempo. Lo que hará es agravarse”.
– Para decirlo sin ambages ¿cree que la única solución es volver al sistema de reparto?
“Pero, obvio. Sin la menor duda. Si no, cómo vamos a aumentar al doble las pensiones. Porque si realmente queremos resolver el problema, tenemos que duplicar el monto de las pensiones, como mínimo, para igualar las pensiones del sistema público. Y la única fuente de dinero para eso, es lo que los administradores y los grupos económicos se están embolsando todos los meses. Cómo va a ser presentable que la gente no tenga pensiones, mientras doce grupos económicos, entre ellos cinco que son dueños de las AFP, se embolsan anualmente, en dinero contante y sonante, puesto por los afiliados y el fisco, el 3,6% del PIB. Es un escándalo. Y más encima, quieren más aportes. Quieren que los afiliados y el fisco pongan más dinero, y que se aumente la edad de jubilación”.
–¿Usted los ve preocupados?
“Ellos piensan que tienen el sartén por el mango, pero evidentemente no las tienen todas consigo. Ellos saben que si cambia la situación política, y hay una nueva Constitución, esto, junto con el cobre, son las primeras cosas que se van a terminar, porque son tan escandalosas, que se tienen que terminar, como ya las terminaron en Polonia, Hungría, Argentina y Bolivia”.
– Sin embargo, para que ello ocurra en Chile, se requiere mayor presión social, y con esto quiere decir que el problema, en último término, es político…
“Bueno, la resistencia en esto es muy grande, porque la cantidad de dinero que se están llevando, es descomunal”.
– Tan descomunal como la falta de información. De hecho, no he visto ninguna referencia a este estudio en los medios…¿Qué se debe hacer, a su juicio, para instalar el problema en el ámbito político?
“Desde luego, hacerlo parte de todo programa político. En el programa de la CUT, por ejemplo, este es uno de los puntos. Esto no entró en el programa del próximo Gobierno, y esa es una de las razones por las cuales la CUT no adhirió formalmente a la candidatura de Bachelet, porque este problema, y los derechos laborales, no están incluidos en el programa. Pero la CUT va a seguir presionando. Y como el problema es mucho, y la paciencia es poca, lo que puede ocurrir aquí es que o se le da curso a esto mediante una discusión constitucional que abra la llave para que estas cosas se resuelvan, o el problema asumirá contornos impredecibles”.
– El sistema se implantó por medio del Decreto Ley 3.500. ¿La solución no es tan simple como cambiar un decreto ley?.
“No porque tiene rango de ley orgánica constitucional, y por tanto, exige quorum calificado, lo mismo que para cambiar la propia Constitución”.
– Esto me hace pensar que resolver esto, como la renacionalización del cobre y la reforma a la educación, implica cambiar el paradigma o modelo de desarrollo…
“Resolver esto es lo más fácil que hay, porque la cantidad de dinero es tan enorme, que bastaría que si siquiera se le ponga el tapón completo a lo que se están llevando ellos, sino que se cerrara un poco el espiche. Bastaría que se terminara con las AFP, y el Estado, a través de una AFP estatal, se hiciera cargo de la administración de todo esto, y ya se cerraría el espiche que equivale al monto del fondo de pensiones; o sea, con cerrar las AFP, ya se podría duplicar el monto de las pensiones, dejando todavía un chorro que yaya a los mercados financieros, cosa que también debería taponarse”.
– ¿Y qué sensación tiene respecto a la viabilidad del cambio de sistema?
“Creo que no sólo es inevitable, sino que tiene que resolverse luego. Un país no puede tener a sus profesores a sus jueces o a sus trabajadores calificados sin pensiones. No puede discriminar a las mujeres y darles menores pensiones que a los hombres. Las mujeres son el único grupo que se le discrimina por sus expectativas de vida distinta. Si fuera por eso, las pensiones de los sectores de altos ingresos deberían ser menores, porque su expectativa de vida es mucho mayor que la que tienen las mujeres en relación a los hombres, o respecto al promedio de la población”.
– ¿En qué fuentes se fundamentó el estudio?
“En las cifras oficiales. Lo único bueno que tiene este sistema son las estadísticas, que son maravillosas, porque es un sistema que permite hacer un censo mensual de la fuerza de trabajo real. El estudio tiene la siguiente metodología: son planillas de cálculo que están en la red, y están enlazadas directamente a la fuente, de manera que cualquier dato, por ejemplo que los subsidios público son tres cuartas partes las pensiones pagadas, es posible rastrearlo hasta llegar a las fuentes directas y públicas, principalmente la Superintendencia de Pensiones, que tiene muy buenas estadísticas, magníficas. Tanto es así que esas ´lanillas se actualizan en forma automática, porque tenemos el vínculo directo. Es decir, google va a mirar la página de la superintendencia, saca el dato, lo elabora con las fórmulas que le pusimos a esas planillas de cálculo y finalmente entrega el dato, como el que acabo de mencionar”.
– ¿Y no le llama la atención que nadie debata ni refute los datos del estudio?
“No, para nada. El silencio representa la línea de menor costo y el mejor expediente para no difundir más estos resultados. Ellos se mueven en esto de una manera completamente inmoral. Por ejemplo, contratan “expertos” que hacen estudios que demuestran teóricamente que las pensiones chilenas serías las que tiene las tasa de reemplazo más altas del mundo, respecto del sueldo último, mejores que las pensiones alemanas”. }
– Pero eso es ridículo…
“Ridículo. Las cifras reales muestran que una jueza que gana tres millones de pesos, a pesar de haber cotizado toda su vida por el tope, sin fallar un solo mes, saca una pensión de 330 mil pesos, menos de la décima parte de lo que ganaba como activa. Esa es la realidad. Ellos concluyen que la tasa de reemplazo es de un 80%. Y cómo lo hacen: sacan un promedio de lo que saca la gente y lo comparan con lo que ha aportado en los últimos diez años. Como es tan precario el empleo, y los dos tercios de los chilenos cotiza un mes de cada dos, el promedio es inevitablemente bajo, y eso lo comparan con la pensión que sacan. Y en la pensión que sacan, incluyen los subsidios públicos. Y resulta que los subsidios públicos para la mitad de las pensiones, representan el 73% de las pensiones que reciben los afiliados. Esa es la seriedad con que se maneja esta gente. Comparan subsidios públicos con contribuciones que on un mes sí y el otro no”.

Las cifras reales muestran que una jueza que gana tres millones de pesos, a pesar de haber cotizado toda su vida por el tope, sin fallar un solo mes, saca una pensión de 330 mil pesos, menos de la décima parte de lo que ganaba como activa. Esa es la realidad.

– Me resulta difícil encontrar una lógica detrás de este sistema, y más difícil aún explicarme como se sostiene…
“La lógica es la de un sistema de ahorro forzoso, que le saca dinero a los afiliados y al Estado, y lo inyecta a los mercados financieros, los que se hinchan de plata, y algo de eso chorrean. Algo de eso le llega a las empresas, y las empresas con eso invierten”.
– O sea, un autorretrato del modelo…
“Pero, claro. Esta es una de las principales fuentes de la desigualdad del ingreso. En rigor, son tres las principales fuentes de desigualdad. La primera, es el cobre, por supuesto. Lo que se llevan las transnacionales en renta equivale, más o menos, al 9% del PIB. Esas son las utilidades antes de impuestos. Esas son rentas, es decir, dinero que nos pertenece a todos, porque proviene de un mineral que de acuerdo a la Constitución, nos pertenece a nosotros. Después, vienen los intereses de las tarjetas de crédito, los intereses de los créditos de consumo y los intereses de las tarjetas de las casas comerciales, que en conjunto, representa el 4,5% del PIB. Y la tercera fuente de desigualdad del ingreso es esta, porque se lleva el 3,6% del PIB. Si sumas esos tres conceptos, tienes el 18% del Producto Interno Bruto, que se está sacando a los trabajadores, y pasando a los empresarios. Si ese 18% lo recuperas, la porción de la torta que hoy reciben los trabajadores, que es 35%, según el Banco Central, subiría automáticamente a 53%, con lo cual la distribución del ingreso se normaliza, porque en los países desarrollados esa proporción es del 60%”.
– Eso me parece promisorio, desde el punto de vista de un nuevo modelo de desarrollo…
“Por supuesto. Basta resolver estas tres cosas, y estás listo.
– O sea, en qué topamos…
“Exactamente”.

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Nos duele Guatemala
  Comunicado de la Conferencia Episcopal de Guatemala
1. Los Obispos de Guatemala, unidos al clamor popular  ¡Basta ya, queremos una Guatemala distinta!,
sumamos nuestra palabra en esta coyuntura histórica que atraviesa nuestro país, definida por dos factores:
el descubrimiento de  la  corrupción organizada en entidades estatales que ha puesto en crisis la
institucionalidad del Estado y el horizonte electoral que define tiempos y plazos constitucionales sin que se
perfilen opciones políticas capaces de conducir a la consolidación de la democracia participativa  y del
estado de derecho mientras se acercan las elecciones que tendrán lugar el 6 de septiembre en las que se
elegirán presidente, vicepresidente, diputados al Congreso y al PARLACEN, y alcaldes con las corporaciones
municipales en todo el país.
2. Los primeros procesos electorales de la época democrática estaban signados por la existencia de algunos
partidos políticos históricos, con principios propios y con una capacidad de convocatoria a segmentos
importantes del electorado. El paso del tiempo ha ido mostrando  un deterioro profundo del sistema
político  guatemalteco. Los partidos surgen y desaparecen en ciclos breves,  se caracterizan  más  por la
personalidad de quien los organiza y menos por la propuesta política que los inspira,  el  clientelismo es
parte de su naturaleza misma, la fidelidad de sus militantes es mínima como lo comprobamos por el
transfuguismo cada vez mayor de diputados y alcaldes. Los partidos carecen de una plataforma ideológica
sólida y coherente con la  realidad pluricultural del país  y de propuestas serias, viables e integrales que
garanticen la gobernabilidad y la solución de los problemas estructurales que afrontamos.  Cada  día  se
incrementa más la brecha entre la ciudadanía  y los partidos que hace ya mucho dejaron de ser
interlocutores válidos de la población. Día a día  crece el escepticismo ante  los mismos, pues hacen
promesas no cumplidas, no muestran transparencia en el manejo de sus fondos  y crean sospechas sobre el
origen ilícito de tal financiamiento.
3. Estas  características de nuestro sistema político han ido  generando  un creciente desencanto entre la
población que cada vez cree menos en los partidos  y en sus líderes  cuyo comportamiento ha creado la
mentalidad de considerar la participación política como quebrar una piñata: un golpe de fortuna, palos al
azar, unos dulces caídos y poco más se espera de los partidos. Esta mentalidad muestra también lo fácil que
es engañar y ser engañado en nuestro país.
4. Las elecciones, cuya convocatoria ya se publicó para cumplir así con lo mandado por la Constitución, no
deben retrasarse, pues hacerlo significaría romper el orden constitucional, sin embargo las  mismas se
darán en medio de la crisis generalizada que se hizo evidente a raíz del descubrimiento del enorme fraude
fiscal ocurrido en la Superintendencia de Administración Tributaria y en la que había conexiones claras con
funcionarios de gobierno, con empleados aduanales sindicalizados y con empresarios  que recurrían  al
soborno para facilitar la importación y exportación de productos.  A esta crisis inicial han seguido nuevos
descubrimientos  de corrupción multimillonaria: el contrato para la “limpieza” del lago de Amatitlán, el
contrato con la droguería Pisa que no solo ha significado corrupción y capturas de personajes importantes
sino que ha producido daños irreversibles y hasta la muerte de una serie de enfermos renales pésima y
fraudulentamente atendidos. Esto es tan sólo una gota en el océano de corrupción e impunidad que nos
ahoga, este cuadro constituye un pecado social inmenso que clama al cielo.
5. Los hechos evidencian la inmundicia de corrupción en que el Estado guatemalteco se ha convertido y ha
constituido el colmo de la desfachatez que ha provocado manifestaciones multitudinarias que expresan la
indignación y la ira de grandes mayorías de ciudadanos que puede ser una ventana a la esperanza, pero
también un riesgo de entrar en procesos caóticos y turbulentos, si no se responde con inmediatez a las
demandas legítimas que se vienen planteando en las calles y plazas de nuestra patria.2
6. Las movilizaciones han seguido y en ellas descubrimos tanto la genuina indignación popular frente a tanta
corrupción y latrocinio como agendas de grupos variados que quieren ser pescadores en el río revuelto de
la corrupción actual y que avanzan propuestas de distinta importancia y con sesgos que muestran deseos
no siempre realizables y garantes del bien común.
7. El proceso electoral es importante pero también es evidente que la incapacidad –por ineptitud y maliciadel Congreso de la República para cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos hace que los ciudadanos
se enfrenten a unas elecciones en que hay mucho de lo mismo de antes y en muchos sentidos aún peor. Lo
que hasta ahora hemos visto y oído son más colorcitos, más mensajes sin sustancia  y más maquillaje para
mercadeo electoral.
8. Necesitamos  fortalecer  la democracia  que tenemos para hacerla más expresiva de la defensa del bien
común y de la promoción de la dignidad humana, que garantice el imperio de la ley para todos los sectores
sin exclusión. Necesitamos que el proceso se realice con nuevas reglas, y las más urgentes deben aprobarse
de inmediato para que incidan en estas elecciones, urgimos la participación de gente proba y honesta que
se mantenga tal en la gestión del Estado en todos sus niveles e instituciones.  Necesitamos ciudadanos y
funcionarios honestos, con conciencia ética y sentido de responsabilidad moral en el manejo de los asuntos
públicos y privados.
9. Participar en las elecciones es importante para todos, a sabiendas de que los márgenes en los que podemos
elegir son insuficientes. En la mayoría de los casos, habrá que elegir no tanto al mejor cuanto al menos
malo.  Pedimos a los ciudadanos responsables continuar con la presión sobre el Congreso de la República
para que haga los cambios que deben hacerse en la ley electoral y de partidos políticos. El Congreso actual
así como el próximo deberán  redefinir su  agenda para establecer mecanismos de reforma de  sus
actuaciones y de la normatividad institucional del país.
10. No podemos olvidar que  en nuestro  país la mitad de  los  niños viven en  estado de  desnutrición
crónica, los jóvenes ven que se les niega un futuro digno, más de la mitad de la población vive en pobreza, el
flujo migratorio no se detiene,  siete de cada diez trabajadores se desempeñan en el sector informal,  la
violencia se expresa en todos los sectores del país y el crimen organizado es muy probablemente el mayor
empleador del país.
11. Frente a este panorama queremos gritar también con indignación: ¡basta ya! Necesitamos romper el
ciclo de corrupción, impunidad y conflictividad para proponernos ser una Guatemala distinta, que no tema
a la verdad pero que tampoco busque   imponer -como absolutas- verdades parciales, que promueva la
justicia y el derecho, que rompa con los ciclos de exclusión y que tampoco postule nuevas exclusiones que
corrijan las anteriores pero que perpetúen la conflictividad. Es el momento de abrir bien los ojos, razonar
con claridad,  para hacer una elección responsable y consciente.  Es el tiempo de exigir a los candidatos
veracidad, transparencia y honestidad.
12. Queremos una Guatemala distinta y nos comprometemos para que la verdad del Evangelio, la que
libera integralmente, sea nuestra mayor contribución al cambio social y ético que como país necesitamos.
Guatemala, 3 de junio de 2015.
+ Rodolfo Valenzuela Núñez
Obispo de la Diócesis de La Verapaz
Presidente de la CEG.
                                                 +  Domingo Buezo Leiva
                                 Obispo del Vicariato Apostólico de  Izabal
                                  Secretario General de  la CEG

viernes, 5 de junio de 2015

(1/11) DESASTRE AMBIENTAL DE CHEVRON-TEXACO EN AMAZONIA DE SUDAMERICA

Chevron-Texaco dejó en Ecuador una huella imborrable de muerte y contami...

Despedida

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2015-06-05 | ID: 719 | Categoría: Alma | Tema: Teología | Tipo: Cuentos
Consejo Editor
Verano 2015
Cuando se inicia una nueva etapa es porque otra se termina.
Pasaron diez hermosos y ligeros años en contacto con nuestros amigos y lectores de la Revista Mundo Libre. El tiempo no se detiene y, en su justa medida, nos pasa la cuenta; de ello se debe de estar muy consciente, pues cuando uno se empieza a repetir, ya sea por falta de entendimiento o por falta de argumentos, es hora de parar.
Cuando iniciamos la revista teníamos en mente objetivos claros. Tal vez el más relevante fue el de divulgar una cultura que nos permitiera ampliar nuestras conciencias y desarrollar nuestro espíritu, de modo tal, que nos permitiera recolocar nuevamente a Dios en nuestro mundo, hoy un tanto materialista. Y lo quisimos hacer, no como un ideario religioso ni teológico abstracto, sino que como un requerimiento permanente en nuestro diario vivir; en el dar sentido, hoy y aquí, a nuestra vida real; en el dimensionar los límites a lo que como hombres estamos sujeto; a ser humildes para permitirnos aprender y al ser libres para poder amar.
También fue un interés especial para nosotros, el dar tribuna a los que por diversos motivos no la tienen o no la tuvieron en su oportunidad; tanto en el área científica y metafísica, como en la de interés común o política. Para ello, se requirió de fuerza y valentía, no por todos entendida pero en última instancia aceptada y comprendida, lo que enaltece enormemente a todos nuestros lectores, pues creemos que precisamente en esta aceptación y comprensión de nuestras diversidades, se encuentra la piedra angular de nuestro entendimiento como personas y de nuestra felicidad como nación.

El hecho de dar cabal cumplimiento a estos y otros objetivos aquí no mencionados, nos produjo a todos los que componemos el Consejo Editor, una suerte de felicidad y modesto orgullo, sin dejar de manifiesto una noble tristeza inherente a todo lo que se nos va.
Y así fue, el Consejo Editor en cesión del verano del 2015, decidió dar por terminada la etapa de divulgación de la Revista Mundo Libre. Creemos haber dado lo mejor de nosotros, haber dedicado con mucho cariño  parte de nuestras vidas a esta producción y cerramos esta fase con el más profundo agradecimiento hacia los fieles lectores de nuestra revista.
El sitio Web www.mundolibre.cl, donde se encuentra alojada la revista junto a más de 500 artículos, va a seguir en la red para quien quiera leerlos, existiendo variadas maneras de búsqueda; todo hasta que nos dure la salud y las finanzas.
Muchas gracias y hasta siempre.
Consejo Editor Revista Mundo Libre:
Inés Walker Fernández (ines@mundolibre.cl)
Francisco Bascuñán Walker (franciscobascunan@norte-verde.cl)
Francisco Bascuñán Letelier  (fbl@mundolibre.cl)
Los Maitenes, 21 de Abril 2015

SALIDA PARA EL SALVADOR:Educación, valores y derechos humanos: una apuesta de país

 Filed under Nacionales 

         

Luis Armando González
Los tres temas objeto de esta ponencia, por separado y en su mutua relación, siempre son un motivo de reflexión y de debate, pues lo que se diga en torno a ellos nunca será definitivo. Cualquier intento de sentar tesis dogmáticas en torno a la educación, los valores y los derechos humanos se expone a ser rebasado por argumentos más críticos y mejor fundamentados.
En nuestro país, esos tres temas siempre estuvieron, en el siglo XX, en el centro del debate público. Los dos primeros –la educación y los valores— ciertamente desde mucho antes que el tema de los derechos humanos, que cobró relevancia a partir de los años setenta del siglo XX, en el marco la violencia militar y paramilitar de esa década y la siguiente (la de la guerra civil).
En la actualidad, no sólo se los sigue abordando, sino que se reflexiona y debate acerca de la forma de articular no sólo la educación y los valores –incluso se ha acuñado la expresión “educación en valores— sino la educación y los derechos humanos.
Son dos ejes de reflexión y debate que en nuestro país –al igual que en otras naciones— generan encuentros y desencuentros entre los distintos sectores de la sociedad, ya que no se trata de meras discusiones teóricas: lo que está en juego no sólo es una concepción de la persona (del ser humano), sino el tipo de sociedad que se desea.
Educación y valores
Este eje es el más tradicional. La educación salvadoreña siempre tuvo, entre sus preocupaciones y quehaceres, fomentar unos determinados valores morales y culturales, que no eran ajenos a los intereses de los grupos de poder económico, social, político y religioso.
Esos valores se generaban desde varios focos: las costumbres, la religión, el caudillismo, el militarismo, y el estilo de vida oligárquico empresarial. En un amasijo muchas veces confuso, esos valores –que no siempre eran coherentes entre sí— se hacían presentes en la escuela, donde eran reproducidos y fomentados, haciendo que niños, niñas y jóvenes se los apropiaran a lo largo de su proceso formativo.
Otros valores importantes que no son ajenos a la educación, en esta visión tradicional, quedaban relegados a segundo plano o eran totalmente inexistentes.
Quedaban en segundo plano (en muy segundo plano) los valores intrínsecos al conocimiento científico y filosófico, como la búsqueda de la verdad, la honestidad intelectual, el vínculo entre conocimiento y realidad, la responsabilidad social de las personas de conocimiento y el debate de ideas.
Eran francamente inexistentes los valores laicos e ilustrados que descansan en la puesta en cuestión –mediante la razón, la crítica y el debate de ideas— de todo. En una visión laica e ilustrada, nada puede quedar exento de la posibilidad de ser sometido al escrutinio de la crítica; todo puede ser discutido, debatido y sometido a una revisión para determinar su grado de verdad o falsedad.
Salvo en ambientes minoritarios, ilustrados y críticos, esos valores encontraron un espacio para defenderse, lo cual no era grato para los círculos de poder económico, político, social y religioso, que vieron cómo el paradigma cultural predominante era puesto en tela de juicio.
En parte, la génesis de la revolución en El Salvador, en los años sesenta y setenta del siglo XX, tiene que ver con la forma en que unos nuevos valores (críticos, ilustrados, comprometidos) impactaron la conciencia religiosa y los valores tradicionales no sólo de figuras eclesiales, sino de salvadoreños y salvadoreñas del pueblo, abriendo las puertas a una dinámica que también llegó a la educación.
Nuevos valores comenzaron a tejerse, desde entonces, en la educación salvadoreña; valores inspirados, por un lado en el espíritu científico; y por otro lado, en una visión laica, ilustrada, razonable y crítica de la vida y de la realidad.
El paradigma de los valores tradicionales (y la concepción educativa inspirada en ellos) no ha desaparecido, aunque sí han cambiado muchos de sus referentes. Y es que el peso de las tradiciones siempre es fuerte, y de manera muchas veces subterránea e inconsciente influyen en la vida social, cultural y educativa.
En la actualidad, en nuestra educación confluyen las dos corrientes de valores que hemos descrito. Por momentos, hay una cierta tensión entre ambas, que obedece –muchas veces— a la resistencia que muestran determinados sectores de la sociedad a aceptar que la educación está íntimamente ligada a valores como la libertad personal (del cuerpo y del pensamiento), la aceptación y respeto de las diferencias, la tolerancia, la crítica, la discusión pública y la honestidad intelectual.
Esos valores, los valores del laicicismo, se nutren de la ciencia, la filosofía, la democracia y todas las tradiciones culturales (religiosas y no religiosas) que no desprecian la razón ni la libertad de las personas.
En este siglo XXI, la educación debe asumir críticamente los valores que le corresponde irradiar en la sociedad. Los valores que se privilegien deben ser, ante todo, los que son intrínsecos al conocimiento, porque sin generación, transmisión y producción de conocimiento (científico, filosófico, literario) no hay educación. Estos valores tienen su marco más global en el laicismo, cuyos valores principales ya se han señalado, y que la educación debe también asumir como propios.
Otros valores que la educación haga suyos no deben ir en contra ni de los valores del conocimiento ni de los valores más profundos del laicismo. Ir en contra de esos valores es fomentar el dogmatismo, el oscurantismo, la falta de crítica, la sumisión a la autoridad y, en definitiva, ir en contra de la libertad sin la cual no son posibles las innovaciones, la inventiva y la búsqueda de nuevas formas de convivencia social, económica y política.
Educación y derechos humanos
El tema de los derechos humanos irrumpió con fuerza en el país desde finales de los años sesenta. En las dos décadas siguientes estuvieron en el centro del debate, dadas las graves violaciones a los mismos durante ese tiempo.
Se fue generando una cultura de los derechos humanos que poco a poco fue permeando la vida social, no sin generar resistencias y rechazono sólo por parte de quienes violaban efectivamente los derechos humanos, sino por parte de quienes justificaban desde los (anti) valores dominantes esas violaciones.
Quienes hicieron suya la causa de los derechos humanos desde 1970 hasta 1992 no sólo denunciaron y trataron de frenar violaciones a esos derechos, especialmente al de la vida y la integridad personal, sino que dieron vigencia a un conjunto de valores humanos fundamentales que fueron la base de otras conquistas, en materia de derechos humanos, una vez finalizada la guerra civil.
En el momento actual, el tema de los derechos humanos y su defensa irrestricta constituyen un marco englobante de importantes decisiones que se toman en el ámbito estatal.
Los derechos humanos no sólo constituyen un horizonte normativo para el Estado salvadoreño, que ha suscrito los tratados y pactos internacionales correspondientes, sino que es un horizonte ético ineludible para quienes nos desempeñamos en el sector público.
Porque cuando se habla de derechos humanos no sólo se trata de defenderlos ante violaciones efectivas de ellos, sino de promover un conjunto de valores que ponen en el centro del quehacer del Estado, en primer lugar, la vida humana y su dignidad como algo fundamental.
Pero también, en segundo lugar, la diversidad sexual, religiosa, política y cultural; las opciones vitales; los proyectos de realización personal que cada individuo, en uso de su libertad y su razón, decida darse a sí mismo.
La cultura de los derechos humanos, con todos los valores y exigencias éticas que la caracterizan, al cobrar vigencia en la sociedad salvadoreña, terminó por incidir en nuestro sistema educativo que desde 1992, incipientemente y con un cierto reconocimiento oficial, hizo eco de valores y exigencias propias de la cultura de los derechos humanos.
No ha sido fácil desde aquella época hasta ahora hacer que los valores en derechos humanos se cultiven plenamente, dada la persistencia de valores contrarios a ellos. Por supuesto que nadie pone en tela de juicio el respeto a la vida, la dignidad y la integridad personal; esas son conquistas de las décadas previas a la firma de los acuerdos de paz.
Pero los derechos humanos no se reducen a esos derechos fundamentales; sobre esa base, descansan otros muchos derechos (y valores) que van más allá de los civiles y políticos, y de los económicos, sociales y culturales, y que responden a transformaciones de nuestro tiempo que afectan la intimidad personal, el cuerpo, la salud reproductiva, la identidad sexual y el modo cómo cada persona forja su proyecto de vida.
En estos ámbitos en los que el debate arrecia y muchas veces quienes defienden los derechos humanos terminan siendo arrinconados por quienes defienden valores que, aunque legítimos en su marco de referencia cultural, ponen serias limitaciones a la libertad de las personas, al derecho a ser diferentes, a la diversidad y al uso del propio criterio para decidir la forma de vida que se quiere llevar.
La educación vive esas tensiones. El proceso educativo no siempre es generador y cultivador de los valores en derechos humanos, entendidos de una manera amplia y plena. De ahí el enorme reto que tiene el sistema educativo (y el país) por cimentar su quehacer en los valores propios de una cultura en derechos humanos.
Esa cultura en derechos humanos es coherente con una cultura científica, humanista, laica, ilustrada, que también debe cultivarse desde la educación.
Todo lo demás, en materia de valores en el ámbito educativo, debe validarse críticamente desde su coherencia con los valores propios del conocimiento, los valores propios del humanismo laico y los valores propios de los derechos humanos.
-Texto de la conferencia ofrecida por el autor en el MINED, 18 de mayo de 2015.